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Existen dos verdades universalmente conocidas, primera: el oxígeno es omnipresente y, segunda: el oxígeno es indispensable para la vida, tanto así que, su ausencia e incluso su déficit, puede provocar la muerte. Pero, existe una tercera verdad relativamente desconocida: el oxígeno ha hecho que la vida sea finita. Si bien, el oxígeno es el principal determinante de la vida aeróbica, en algunas circunstancias este puede generar efectos secundarios que, vistos en el contexto de la oxigenoterapia, son “esperables y a veces inevitables”, puesto que, aparecen como consecuencia directa de la exposición al gas propiamente dicho, aunque no están provistos de la complejidad, ni mucho menos, de la letalidad de los efectos adversos, generados por la producción y exposición a especies reactivas de oxígeno que destruyen las células y la vida, y que causan necrosis y en última instancia, la muerte celular. Aparentemente la época del uso inseguro e irracional del oxígeno ha sido superada. Hace tan solo unos años –muy pocos– se creía que inundar los tejidos con oxígeno era una práctica segura, aun conociendo la potencialidad tóxica del gas. Además, el oxígeno se prescribía de forma inadecuada (p. ej., oxígeno a necesidad, oxígeno por ratos) agravada por la formulación por parte de personal de salud que carecía del conocimiento requerido para construir una receta óptima de un elemento que se asimila a un medicamento (de hecho, lo es), y debe ser prescrito como tal, es decir, expresando la fracción inspirada de oxígeno (FiO2) requerida, el sistema de administración, el caudal de flujo necesario para optimizar el sistema y el método de humidificación adecuado a las características del sistema elegido.
El autor espera que Oxígeno. Fisiología, terapéutica, toxicidad, cumpla los propósitos para los que se creó. Es conveniente advertir que el oxígeno debe ser usado cuando se necesita y, así exista toxicidad, en muchas circunstancias debe aplicarse para conseguir el objetivo principal: sostener la vida; si se necesita debe suministrarse, de nada sirve pensarlo y no hacerlo.
Prólogo
Prefacio
Primera parte. El oxígeno en diferentes ámbitos
Capítulo 1. El oxígeno en el aire ambiente
Capítulo 2. El oxígeno en el espacio muerto anatómico
Capítulo 3. El oxígeno en los alvéolos
Capítulo 4. El oxígeno en la sangre arterial
Capítulo 5. El oxígeno en la célula
Capítulo 6. El oxígeno en la sangre venosa
Segunda parte. Déficit del oxígeno
Capítulo 7. Hipoxemia
Capítulo 8. Hipoxia
Capítulo 9. Índices de oxigenación
Tercera parte. Equipos y sistemas de oxigenoterapia
Capítulo 10. Sistemas de producción y provisión del oxígeno
Capítulo 11. Oxigenoterapia convencional
Capítulo 12. Oxigenoterapia con cánula nasal de alto flujo
Capítulo 13. Oxigenoterapia hiperbárica
Cuarta parte. Efectos adversos del oxígeno
Capítulo 14. Efectos secundarios de la oxigenoterapia convencional
Capítulo 15. Hiperoxemia e hiperoxia
Capítulo 16. Toxicidad del oxígeno
Quinta parte. Administración segura del oxígeno
Capítulo 17. Recomendaciones sobre el uso seguro del oxígeno
Capítulo 18. Oxigenoterapia segura en situaciones clínicas frecuentes
Sexta parte. El oxígeno en situaciones especiales
Capítulo 19. Oxigenoterapia domiciliaria
Capítulo 20. Oxigenoterapia paliativa
Séptima parte
El oxígeno en situaciones no convencionales
Capítulo 21. Requerimiento de oxígeno a grandes alturas
Capítulo 22. Comportamiento del oxígeno a
elevadas presiones ambientales
Capítulo 23. El oxígeno durante el ejercicio
Capítulo 24. El oxígeno en viajes aéreos
Índice analítico